La Naranja Mecánica.
Por Max Acet (*)
Especial para Agencia NOVA
Hace unos años, en una de las primeras clases en la Facultad de Ciencias Económicas de la UNLP, empezando a estudiar las organizaciones, nos enseñaban entre los principales objetivos de éstas, la subordinación del interés particular al interés general como objetivo mínimo para asegurar la supervivencia de la organización.
Evidentemente los directivos de las entidades más importantes de la Argentina, aún no pueden llevar a cabo este objetivo, condenando al país entero a la des-organización y a la destrucción de la identidad que estamos tratando de forjar en estos primeros doscientos años de vida.
Quizás gran parte del problema radique en que nos convertimos en Nación antes de tener pueblo, antes de tener una identidad formada. Incluso, gran parte de los terratenientes que hoy reclaman la federalización, son los propietarios de los territorios que se obtuvieron aniquilando a los pueblos originarios de estas tierras. Paradójico.
Kaos y Kontrol. Hipocresía terrateniente.
Después de treinta días de diálogo entre el Gobierno Nacional y las entidades rurales, vuelven los cortes de ruta. Los cuatro máximos dirigentes de estas entidades, durante la conferencia de prensa que brindaron el miércoles por la tarde, se repartieron el discurso (¿pensado desde hace un mes?) muy prolijamente.
Primero haciendo un racconto de las reuniones, pero sin mencionar los acuerdos que se lograron, luego describiendo la medida de paro al costado de la ruta, pero sin asegurar que los productores, a quienes representan, impidan el libre tráfico de camiones por las vapuleadas rutas argentinas.
Tengo que reconocer que luego de la conferencia, lo primero que me vino a la mente fue: “todo esto está financiado por Monsanto, por Super Grobo y hasta el gran imperio en decadencia del Norte ha metido sus narices”.
Es imposible que se hayan omitido que durante las reuniones que se mantuvieron mientras hubo “tregua”, se sancionó la medida de Reintegro a Pequeños Productores, se acordaron las compensaciones por flete, el valor “piso” que debe recibir un productor por el trigo y la ampliación del cupo de exportación de carnes de 40000 toneladas a 45000 toneladas mensuales.
Entonces no se buscaba tregua. Se la pasaron hablando de la federalización del país, pero solo para defender los intereses del 20 % de los productores afectados por las retenciones móviles de la soja.
Me parece aberrante y estoy harto del individualismo, de la defensa de los propios intereses por sobre los del país.
Es hora, de que entre todos forjemos un futuro mejor, sobre todo para los que vienen después. Debemos dialogar, pero sin amenazar con lock-out y desabastecimiento; debemos salir a manifestarnos para que no haya más personas viviendo en las calles, para que los niños no se mueran de hambre, para que todos podamos acceder a una equitativa educación; para construir una fuerte identidad con justicia y solidaridad.
El cabaret platense
Me declaro ignorante menos en mi ignorancia. Hay algo que no puedo todavía comprender muy bien y es, parafraseando al Bambino, el “cabaret” de la política local. Es increíble que todavía sigamos culpando a Alak y que por eso Bruera no hace nada. Estoy harto. Lo único que hay desde siempre son palabras cruzadas, supuestas denuncias no denunciadas, acusaciones, pero lo que no hay desde siempre, es un proyecto serio de ciudad.
La Plata, no sólo es capital de la Provincia, sino que además cuenta con una de las mejores Universidades de Sudamérica, a la que asisten alrededor de 300000 estudiantes y no podemos forjar una identidad cultural. Existe muchísima vanguardia en el under platense, pero no hay una política clara en este sentido por parte de la Municipalidad, no hay un programa cultural de largo plazo, más allá de algunos eventos y cursos dando vuelta por el Pasaje.
Eso sí, tenemos un mamotreto horrible en 10 y 51.
Aún no puedo creer que todo surja de grandes esfuerzos de pequeños grupos, como el Grupo La Grieta o la gente del Centro Social Olga Vazquez, entre muchos otros que me estarán puteando en este momento por no nombrarlos. Pero todos van por afuera de la Municipalidad.
Hasta Donde Llegaré
Voy a seguir reflexionando en búsqueda de una identidad ciudadana. Quizás a veces suene medio quejoso, a veces no llegue a ahondar demasiado, pero debemos despertar.
Para despedirme, un regalo, la letra de una composición de Luis Alberto Spinetta
Jardín de gente
Alguien debió conservar,
y cuidar con amor,
este jardín de gente...
eso es lo que nunca será... .
¿Cómo harás para ver,
y aliviar el dolor en el jardín de gente?
algún acuerdo en tu alma tendrás...
Y ya no sé,
si es que amanece o veo el cielo,
como un gran collage...
Estás ciego al creer que podrás evitar,
este jardín de gente...
con dinero no se inventa el amor...(no)
Ya te hartaste de frutos y peces,
y panes que comes sin suerte...
y el andén espera por mí...
¿y que dirás cuando termines,
el bocado de tu propia flor?
Oh, alguien debió conservar y cuidar con amor,
este jardín de gente...
a Dios nunca se le ocurrirá...(no)
¿Cómo harás para ver,
y aliviar el dolor en el jardín de gente?
algún acuerdo en tu alma tendrás...
Y ya no sé,
si es que amanece o veo el cielo,
como un gran collage...
(el collage de la depredación humana...)
Soy un ciudadano, seguiré reflexionando…
(*) Uno de los 35 millones de ciudadanos argentinos.
Contacto: yo.elciudadano@yahoo.com.ar
www.yoelciudadano.blogspot.com
viernes, 2 de mayo de 2008
Tiempo De Treguas y Observatorio
Se acerca el viernes y con la llegada del sacro día, la finalización de la tregua que acordaron las entidades representantes del negocio agro-ganadero y el Gobierno Nacional. Mucho se ha escrito y tratado de informar sobre la puja entre estos dos sectores sin la debida claridad, a excepción de dos o tres publicaciones. De cualquier manera, y más allá de lo que ocurra el viernes en las rutas argentinas, creo que estamos perdiendo otra oportunidad mucho más importante.
La oportunidad de que empecemos a dialogar en todos los aspectos de nuestra vida cotidiana y la de millones de argentinos y de otros tantos miles de millones de ciudadanos mundiales.
¿Loco? Quizás. ¿Utópico? Otro tanto.
No hay nada más gratificante que perseguir utopías. Uno las persigue, porque en el fondo uno las cree realizables, porque son el motor y nos recuerdan que hay un propósito mayor. Creo en la tregua. Creo en una tregua mundial. Creo que requiere de muchas más negociaciones que un conflicto entre el campo y el Gobierno. Creo que esa negociación es mucho más ardua porque tenemos que empezar a negociar con nosotros mismos.
Observarnos un buen rato frente al espejo y reflexionar sobre que estamos haciendo y hacia donde vamos. Darnos cuenta que al ritmo que avanza el progreso tecnológico, retrocede el progreso humano. Se destruyen las relaciones sociales en pos de un individualismo salvaje, fomentando un sistema de marginación aún más salvaje.
El derecho de uno termina donde empieza el de los demás. Falso. Vivimos bajo un precepto equivocado. Mi derecho es el de los demás. Mi derecho es el de todos.
Los acontecimientos mundiales se dirigen hacia la destrucción del ser humano por él mismo. La razón principal radica en que no somos capaces de asumir que todos habitamos el mismo planeta, que tenemos derecho a acceder los mismos beneficios que nos brinda y a pagar sus costos.
Lo que va a acabar con nosotros no es la Tercera Guerra Mundial, sino la Tercera Revolución Industrial. En esta tercera etapa de la Revolución Industrial la humanidad ha cometido crímenes aberrantes contra la naturaleza, en pos del mal denominado desarrollo, como convertir, por sólo citar un ejemplo, a la vaca, un animal herbívoro, en uno carnívoro.
Nos creemos más grandes que la Naturaleza, más grandes que la Creación. Todo estaba antes que nosotros y sin embargo nos creemos sus “dueños”. La Madre Naturaleza ya casi no nos soporta, y nos manda heladas, nos inunda, nos quema y nos seca las tierras. La naturaleza es sabia. No tolerará por mucho más tiempo esta constante agresión, esta falta de equilibrio.
Cuando me senté frente a la pantalla, la idea no era escribir una especie de mea culpa global, sino hablar un poco acerca de la carencia de importancia que le damos a la valoración de la vida.
Desde el costado de una autopista, un grupo de gente arroja objetos contundentes contra los que transitan por ella. Ya no se trata de inseguridad.
En Plaza San Martín, en frente a la mismísima Gobernación de la Provincia, un grupo de 6 nenes, de no más de 11 años, aspirando de una bolsita. Ya no se trata de adicciones.
En la mayoría de las esquinas, autos estacionados tapando las rampas de ascenso y descenso de personas con capacidades diferentes. Ya no se trata de faltar el respeto.
Se trata de no valorar la vida, de la pérdida total de valores comunes.
Hablan desde el Gobierno de un Observatorio de Medios. Creo que haría falta un Observatorio gigante de Educación y Valores.
Soy un ciudadano, seguiré reflexionando…
(*) Uno de los 35 millones de ciudadanos argentinos. Contacto: yo.elciudadano@yahoo.com.ar
www.yoelciudadano.blogspot.com
La oportunidad de que empecemos a dialogar en todos los aspectos de nuestra vida cotidiana y la de millones de argentinos y de otros tantos miles de millones de ciudadanos mundiales.
¿Loco? Quizás. ¿Utópico? Otro tanto.
No hay nada más gratificante que perseguir utopías. Uno las persigue, porque en el fondo uno las cree realizables, porque son el motor y nos recuerdan que hay un propósito mayor. Creo en la tregua. Creo en una tregua mundial. Creo que requiere de muchas más negociaciones que un conflicto entre el campo y el Gobierno. Creo que esa negociación es mucho más ardua porque tenemos que empezar a negociar con nosotros mismos.
Observarnos un buen rato frente al espejo y reflexionar sobre que estamos haciendo y hacia donde vamos. Darnos cuenta que al ritmo que avanza el progreso tecnológico, retrocede el progreso humano. Se destruyen las relaciones sociales en pos de un individualismo salvaje, fomentando un sistema de marginación aún más salvaje.
El derecho de uno termina donde empieza el de los demás. Falso. Vivimos bajo un precepto equivocado. Mi derecho es el de los demás. Mi derecho es el de todos.
Los acontecimientos mundiales se dirigen hacia la destrucción del ser humano por él mismo. La razón principal radica en que no somos capaces de asumir que todos habitamos el mismo planeta, que tenemos derecho a acceder los mismos beneficios que nos brinda y a pagar sus costos.
Lo que va a acabar con nosotros no es la Tercera Guerra Mundial, sino la Tercera Revolución Industrial. En esta tercera etapa de la Revolución Industrial la humanidad ha cometido crímenes aberrantes contra la naturaleza, en pos del mal denominado desarrollo, como convertir, por sólo citar un ejemplo, a la vaca, un animal herbívoro, en uno carnívoro.
Nos creemos más grandes que la Naturaleza, más grandes que la Creación. Todo estaba antes que nosotros y sin embargo nos creemos sus “dueños”. La Madre Naturaleza ya casi no nos soporta, y nos manda heladas, nos inunda, nos quema y nos seca las tierras. La naturaleza es sabia. No tolerará por mucho más tiempo esta constante agresión, esta falta de equilibrio.
Cuando me senté frente a la pantalla, la idea no era escribir una especie de mea culpa global, sino hablar un poco acerca de la carencia de importancia que le damos a la valoración de la vida.
Desde el costado de una autopista, un grupo de gente arroja objetos contundentes contra los que transitan por ella. Ya no se trata de inseguridad.
En Plaza San Martín, en frente a la mismísima Gobernación de la Provincia, un grupo de 6 nenes, de no más de 11 años, aspirando de una bolsita. Ya no se trata de adicciones.
En la mayoría de las esquinas, autos estacionados tapando las rampas de ascenso y descenso de personas con capacidades diferentes. Ya no se trata de faltar el respeto.
Se trata de no valorar la vida, de la pérdida total de valores comunes.
Hablan desde el Gobierno de un Observatorio de Medios. Creo que haría falta un Observatorio gigante de Educación y Valores.
Soy un ciudadano, seguiré reflexionando…
(*) Uno de los 35 millones de ciudadanos argentinos. Contacto: yo.elciudadano@yahoo.com.ar
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